LA SEGURIDAD COMO INVERSIÓN: DE LOS BUENOS DESEOS A LA REALIDAD

«EL GASTO EN SEGURIDAD ES UNO DE LOS MÁS ONEROSOS, PUEDE REPRESENTAR MÁS DEL 2% DE LAS VENTAS DE UN NEGOCIO.»

Época plagada de amenazas. Desde el acecho de un virus —inseguridad sanitaria—, hasta una guerra impensable —inseguridad geopolítica—, pasando por asaltos y robos cotidianos —inseguridad ciudadana — erupciones volcánicas — inseguridad climática — y fantasmas inflacionarios en medio de escasez energética — inseguridad económica —, el acento se ha desplazado hacia lo defensivo y preventivo. Lo anterior como contexto en el que se sitúa nuestro rubro.

El gasto en seguridad es uno de los más onerosos. Puede representar más del 2% de las ventas de un negocio. En otras palabras, para una empresa cuya utilidad antes de impuestos es 4% significa reducirla 33%.

¿Dentro de qué márgenes nos movemos, cuándo el dinero asignado a proteger, prevenir y cautelar produce ahorros significativos, en qué momento se convierte en pérdida o sus retornos no se justifican?

En este artículo propondré algunos caminos que pueden recorrer los gerentes generales o de seguridad para responder a las anteriores preguntas. La línea de fondo: ¿Cuándo el siguiente sol no generará mayor ahorro sino erosión de la utilidad?.

La hoja de ruta:

1. El primer paso es realizar un estudio de vulnerabilidades y riesgos operativos:

Permitirá realizar un mapa de los mismos y asignarle a cada uno una probabilidad y una estimación de su impacto según su naturaleza: accidentes incapacitantes, pérdidas de patrimonio, mercadería o activos, entre otros.

2. El segundo paso es determinar el valor de las potenciales pérdidas y el de las soluciones:

Para esto último, por ejemplo, puede aplicar la metodología AMEF (análisis del modo de efecto y fallas). Identificar las acciones correctivas para mitigar cada riesgo y el costo de su implementación.

3. El tercer paso será establecer la relación de causalidad entre un sol gastado/invertido en seguridad y uno ahorrado en la prevención del riesgo o la pérdida:

Es importante entender que debemos guiarnos por la siguiente ecuación: Gestión de seguridad = pérdidas producidas por riesgos operativos + gastos de seguridad. Vale decir, gastos y pérdidas se procesan juntos. Así podemos llegar a definir el nivel de gasto en el que el siguiente sol gastado/invertido no tendrá un impacto en ahorro para la empresa.

4. Por último, ni el presupuesto ni lo planificado al inicio de cada año están escritos en piedra:

Una buena idea es utilizar planes piloto o POC (pruebas de concepto, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, si su cadena tiene 20 tiendas y aparece una tecnología que le permitirá invertir en Capex y reducir el Opex, comience por una tienda. Si los resultados permiten ahorrar y el proyecto de inversión se paga solo en un plazo corto o aceptable, se debe realizar el despliegue en las demás instalaciones.

Si es inversión o gasto, ahorro o erosión de utilidad, dependerá de la gestión y decisiones del gerente a cargo del área, que, de esa manera, se convierte en un ingrediente dinámico del desempeño general de la empresa. ¿Usar recursos de manera que genere ganancias es la definición perfecta de Inversión, no?

Gabriel Lerner

Gabriel Lerner

CEO ISEG CORP