¿Es la honestidad un rasgo de la personalidad, o, más bien, un asunto de circunstancias?, ¿existen pruebas que miden la honestidad, como ocurre con la timidez o temeridad?, ¿puede alguien honesto volverse deshonesto? Preguntas que ocupan las mentes de psicólogos, filósofos y, por supuesto, sabuesos de toda índole.

Si se deja en la calle una billetera con dinero, una lista de compras, una llave y tres tarjetas de presentación con un nombre ficticio y una dirección de correo electrónico, ¿será devuelta? Depende del país. Suiza, Noruega, Países Bajos, Dinamarca y Suecia tienen las tasas más altas de retorno. España, Rusia, Canadá, Argentina, EE.UU. y el Reino Unido se ubicaron en la zona media. China, Marruecos, Kazajistán y Kenia presentaron los más bajos.

Si dejas dinero en el suelo, por ejemplo, en los países nórdicos (donde se supone que la gente es medianamente honesta), 10% de los transeúntes al ver el dinero se agacha, lo recoge y sigue caminando, 80% gira la cabeza en ambas direcciones para ver si alguien los observa y si no es así se llevan el billete, y 10% no lo levanta o lo reporta.

Como se puede ver, la cosa no es sencilla.

¿Entonces? Un pequeño porcentaje de personas son esencialmente honestas, otro, también pequeño, son totalmente deshonestos, y la enorme mayoría… depende.

Deberíamos poder bloquear el ingreso de los pillos, digamos, deshonestos: chequeo de antecedentes y pruebas de confiabilidad deberían poder detectarlos, pero ¿qué hacer con el resto, esa vasta mayoría que hacen honor a la frase “la oportunidad hace al ladrón”?

En Latinoamérica, el 60% de las pérdidas reportadas por las empresas (en especial las de retail) se deben a trabajadores deshonestos primerizos, sin antecedentes, que no ingresaron a la compañía para delinquir, pero que dentro de ella se encontraron con una ventana de oportunidad. Recordemos que “en arca abierta hasta el justo peca”

Detectar potenciales situaciones que pueden promover deshonestidad es importante, sobre todo si sabemos que una acumulación de transgresiones puede quebrar una empresa. Pero tan o más importante es que esa vasta mayoría de personas que …depende, deben saber que el justo que peca porque el arca está abierta, pagará un precio muy alto, sin atenuantes. La política de la empresa es: si se detecta un acto de deshonestidad habrá una denuncia.

Claro, más sencillo —a veces es la tendencia de los departamentos legales o de recursos humanos— es evitar la vía penal, no entregar la evidencia a las autoridades y no hacer un seguimiento. Ese 80% de honestos condicionales, que somos casi todos, recibirán el siguiente mensaje: roba, en el peor de los casos renuncias, recibes tu liquidación y buscas trabajo en otro lado.

La persecución legal es vital para para que la gran mayoría de tus colaboradores se comporte correctamente, teniendo muy, pero muy claro que, de lo contrario, sufrirán consecuencias legales severas.

No siempre lo más fácil es lo mejor. El camino más largo y tedioso producirá una tasa de deshonestidad baja. Así, las energías de la organización podrán invertirse en prevenir los riesgos externos, que son mucho mas fáciles de neutralizar.

Gabriel Lerner

Gabriel Lerner

CEO ISEG Corp